Hace unos años unos clientes asturianos dejaron en la mesita de “Los Ventolines” un sobre con un mensaje: “Porque creemos que refleja el espíritu de vuestra casa”. En el interior del sobre había un poema titulado “Una Casa” de la escritora asturiana BERTA PIÑÁN y en su última estrofa decía así:
Te abrimos las puertas de
Posada la Cotía
Una casa...
Vuestra casa
Tendrás la sensación de estar en un lugar querido, de haber parado el tiempo un instante, un tiempo para sentir, un tiempo para …
Sabemos que la casa se construyó en 1860 gracias a la fecha labrada en el dintel de la puerta principal.
La finca hoy dividida perteneció inicialmente a la familia “García-Bustamante” cuyas armas lucen en los cuarterones del escudo esculpido en el arco de piedra que da entrada a la casa de nuestros vecinos.
Un miembro de la familia Bustamante, delegado de la corona española en una zona ubicada entre los actuales Brasil y Argentina que actualmente mantiene el nombre de “Cotia”, fue quien mandó construir la que hoy es nuestra casa. Al barrio donde se levantó la casa lo denominó “Cotía” en recuerdo de las tierras americanas en que vivió.
Con el paso del tiempo la finca y la casa cambiaron de dueño y de usos. Fue casa parroquial del valle de Reocín y al hacer la rehabilitación para convertirla en Posada Rural aparecieron bajo el suelo original de madera de castaño varios impresos de bulas papales fechadas en 1965.
Rodeado de naturaleza y a tan solo 5 min de Santillana del Mar o Comillas, será vuestro refugio para descansar y recobrar fuerzas para comenzar un nuevo día de descubrimientos y experiencias. Y en una noche despejada, evadirse mirando un cielo lleno de estrellas.